La oscilación del pensamiento con las imágenes

Parece que nunca dejará de intrigarnos el papel que tienen las imágenes en nuestro mundo, quizá más ahora que comenzamos a pensar en máquinas que las producen. Zylinska (2023) ha planteado que la distinción entre “capturar” y “crear” imágenes es borrosa, desde la fotogrametría hasta la fotografía computacional o la intervención de sistemas algorítmicos que intervienen en su creación, alteración, almacenamiento y distribución.

Desde hace algunos años hay una suerte de crisis cíclica que circunda el futuro de la fotografía y de las imágenes. En este texto intentaré reflexionar sobre una idea -para nada nueva-: los procesos de lectura e interpretación que podamos hacer de las imágenes pueden producir nuevas metáforas para leerlas, pero también para leer y comprender nuestro mundo.

Insisto, esta no es una idea nueva en absoluto, pero tengo la esperanza de que este ejercicio pueda ayudarme a problematizar dos cosas: Primero. Asumir que hay imágenes que no detonan pensamiento significa perdernos la oportunidad de leer una parte de nuestra circunstancia sociocultural. Segundo. Asumir la existencia de una baja y alta cultura para acceder al ejercicio hermenéutico de las imágenes puede limitar una dimensión de nuestra experiencia cotidiana. ¿Cómo podríamos explicar la validez de un proyecto como Nine Eyes de Jon Rafman si no consideramos el potencial explicativo de esas imágenes tomadas por Google?

No es mi objetivo defender la cascada interminable de imágenes repetidas que producen influencers en ese complicado aparato económico global-digital que encontramos en nuestros feeds, sino más bien pensar que podríamos utilizarlas como material documental para pensar algo más sobre nuestro mundo. Chéroux (2014) ha propuesto que identifiquemos la utilidad que tiene, por ejemplo, la fotografía doméstica -carente de un lenguaje artístico- para pensar los límites de lo estético en ese ejercicio documental de lo cotidiano. Las fotografías obvias, de cuerpos moldeados por cirugías plásticas, bellos, perfectos y consumibles pueden ser un excelente medio para comprender los imaginarios actuales, quizá haga falta alejarnos y construir otro posicionamiento epistémico para leerlas.

Esta idea tampoco es del todo original, lo pensé después de ver un TikTok donde un joven usaba un filtro que lo hacía ver viejo y de fondo sonaba una canción de reguetón que rayaba en lo grotesco, como título del nano-contenido aparecía la leyenda: “pongan la música que le gustaba a mi abuelo de joven”.

Después de la risa espontánea y pasajera que me produjo el video de la micro celebridad, pensé que había algo interesante ahí. Es probable que dentro de 50 o 100 años, alguien intentará explicar las imágenes y las condiciones socioculturales en que están siendo producidas. Igual que hoy nos interesa el desarrollo histórico de la fotografía, necesitaremos organizar y dar sentido a este enorme archivo de imágenes.

En uno de sus últimos textos, Becker (2015) refuerza el valor que tienen las imágenes como ejemplos de representaciones que la sociedad produce de sí misma. Me interesa particularmente destacar ese intento de taxonomía de las fotografías pensada por el sociólogo oriundo de Chicago, en su planteamiento propone que no debería interesarnos tanto el problema del género sino más bien entender “aquello que las personas consideraron útil entender” (Becker, 2015, p. 215). A Becker no le interesan las imágenes en términos de qué significan en realidad porque estos marcos interpretativos varían con el tiempo.

En cambio, resulta más útil pensar en cómo las imágenes se encuentran entramadas en un sistema de significados que responde a unas condiciones espacio-temporales particulares. Esto supone asumir que las imágenes adquieren su sentido en función de distintos procesos de vinculación colectiva que las articula a procesos de producción identitaria, cultural y subjetiva. Esta es la razón por la que pienso que puede resultar poco productivo asumir que las imágenes que valen la pena son aquellas que parecen estar diseñadas para producir pensamiento.

Las imágenes, al menos con esta ruta que estoy intentando pensar, producen pensamiento en la medida en que las utilicemos como medios para comprender el mundo. El truco parece estar en cómo elaboramos un posicionamiento epistémico para leerlas y construir una narrativa de, con o sobre ellas. Moreno (2020, 2020) ha realizado una serie de ejercicios interesantes para pensar la articulación de los memes a situaciones específicas: desde cómo ayudan a crear vínculos durante una huelga universitaria, hasta cómo podemos leer su remezcla producto de una especie de contaminación en los términos de Mead.

Esta ruta me parece útil porque nos obliga a pensar no solo las imágenes sino también a las personas y todas las prácticas que lleven a cabo con ellas: diseñarlas, organizarlas, distribuirlas, venderlas, etc. Este camino también me parece cercano a las reflexiones de Gómez Cruz (2012) sobre su idea de una imagen en red, un objeto digital que se encuentra articulado a distintas redes sociotécnicas. Las imágenes -aunque podemos percibirlas como vacías- siguen mostrando saberes, preocupaciones, angustias y ansiedades propias de nuestro tiempo y son un excelente medio para pensar por qué habitamos el mundo de esta manera.

Durante su trabajo en Second Life, Boellstorff (2015) propone que nos permitamos estudiar todo eso que ocurre ante nuestra presencia. Es valioso porque ahí encontraremos un saber tácito que organiza la vida diaria, las relaciones de poder, las desigualdades, etc. Pienso que este mismo posicionamiento puede servir, al menos temporalmente, para desarticular ese distanciamiento intelectual que distingue imágenes que detonan pensamiento y que poseen valor estético, de otras que no. Las imágenes están ahí, listas para ser vistas, pero también pensadas.

Bibliografía

Boellstorff, T. (2015). Coming of age in Second Life: An anthropologist explores the virtually human. Princeton University Press.

Chéroux, C. (2014). La fotografía vernácula. Ediciones Ve.

Gómez Cruz, E. (2012). De la cultura Kodak a la imagen en red: una etnografía sobre fotografía digital. De la cultura Kodak a la imagen en red. Editorial UOC.

Moreno, A. (2020). Memes, jóvenes y tecnologías para hablar de sí mismos. En Jóvenes entre plataformas sociodigitales Culturas digitales en México. UNAM, p.131-148.

Moreno, A. (2020). Contaminación en y a través de memes de Internet. Revista SOMEPSO. 5(2), 65-90.

Sibilia, P. (2008). La intimidad2015 como espectáculo (Vol. 1). Buenos Aires: Fondo de cultura económica.

Zylinska, J. (2023). The Perception Machine: Our Photographic Future between the Eye and AI. MIT Press.

Publicado por Iván Flores

Doctor en Ciencias Antropológicas en la UAM Iztapalapa, me interesa pensar la presencia de lo digital en la vida cotidiana así como en el trabajo de investigación.

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